Las cámaras llevan una junta de estanqueidad, entre el cuerpo de la cámara y la tapa trasera. Esta junta está adherida al cuerpo de la cámara, situada en el fondo de un pequeño rebaje y sella la unión entre el cuerpo y el canto de la tapa posterior, para evitar que entre luz y polvo en el interior de la cámara, justo dónde está la película.
Las juntas son siempre de color negro, para absorver la luz que incida sobre ella, pero en lo que respecta al material utilizado, podemos decir que hay dos tipos de juntas principalmente, las que son de un material textil (como una fina cuerda, de hilos trenzados) y las que son de espuma. Las primeras soportan muy bien el paso del tiempo y podemos encontrar juntas con más de 50 años, en un estado más que aceptable, pero en el caso del segundo tipo, dificilmente llegarán a sobrevivir más de 25 años, en buen estado. En caso de encontrarse en mal estado, la junta no va a cumplir su función y podemos tener problemas de entradas indeseadas de luz, que incidan sobre la película y para solucionarlo, sólo nos queda la opción de cambiarlas, por una junta nueva.
Las juntas en mal estado, se convierten en una masa pegajosa y con un volúmen muy reducido. Deberemos retirar todo resto de junta vieja, con la ayuda de un destornillador fino, unos mondadientes de madera y un poco de alcohol. Una vez retirados los restos, procederemos a limpiar todo el encaje, con la ayuda de un trapo de algodón y el alcohol. Este es el aspecto del encaje, una vez retirada la junta vieja:
Una ver retirada la junta vieja en mal estado y de haber limpiado el fondo del encaje, tendremos que preparar la nueva junta. Se venden unos kits de material para las juntas, de diferentes espesores, que tendremos que cortar a la anchura adecuada, mediante una cuchilla bien afilada. Yo utilizo estas juntas, de tres grosores diferentes:
Este es el resultado final, una vez cambiada la junta, preparada para otros 30 años más: