Saber con certeza cuando aparecerán hongos en una lente o cuando no ocurrirá, es casi imposible, pero lo que sí sabemos con certeza, es que preservarlos de la humedad y la oscuridad total y absoluta, son buenas prácticas para llevar a cabo y evitar en todo lo posible que ocurra.
En el caso de que ya hayan aparecido, actuar con diligencia es crucial, puesto que los hongos no sólo aparecen y yacen sobre la lente, afeándola y restando calidad a la imagen obtenida, si no que con el tiempo, afectan y terminan por destruir, el recubrimiento anti-reflectante de la lente, con todas las consecuencias que esto tiene. Tanto es así, que incluso en las lentes sin recubrimiento, los hongos llegan a hacer mella sobre la superfície de la lente.
El grado de afectación que tenga la lente, por culpa de la acción de los hongos, determinará el resultado final de la actuación. Si éste es bajo, la lente se podrá recuperar completamente, con una limpieza exhaustiva, pudiendo prevenir la aparición de más hongos, por culpa de las esporas que pudieran estar depositadas dentro del objetivo, mediante un tratamiento fungicida.
En este caso, le tocó el turno a un objetivo Carl Zeiss Sonnar 80/2.8, con montura Contax y aunque los hongos ya empezaron a hacer estragos sobre el recubrimiento de algunas lentes, se pudieron limpiar y tratar, para evitar que apareciesen nuevamente y este fue el resultado: